EL LUGAR COMÚN DE LOS CIUDADANOS
“Es evidente que la actuación de las administraciones no ha sido igual en todos los paÃses y esta divergencia impide en la actualidad implementar un sistema del bienestar global en esa Europa que o tiende hacia la unidad social o no será nadaâ€.
El empacho de elecciones ha finalizado, gracias a Dios, y los movimientos sociales volvemos a la carga porque hemos contemplado estupefactos la mercantilización de la polÃtica en un grado que rayando el escándalo, ni les sonroja ni les inmuta a quienes ya tienen la “representación†popular. No importa tanto quiénes van a desarrollar su mandato en los próximos cuatro años, como las polÃticas que quieran desarrollar. Si en otro artÃculo equiparábamos las ideologÃas a los servicios municipales, que son los que más cercanos están de la ciudadanÃa y de su bienestar, es bien cierto que el grado de mercantilización de los servicios fundamentales como la sanidad o la educación, la dependencia o las pensiones y la acentuación, cada vez más pronunciada, de la estratificación social nos indican diferentes modelos del Estado del bienestar en esa Europa que deberÃa ser un lugar común para todos sus habitantes. Y estas polÃticas se llevan a cabo en todos los niveles de las administraciones.
En la actualidad, en pleno siglo XXI, el Estado del bienestar deberÃa asegurar la provisión de las necesidades básicas y permitir a la ciudadanÃa alcanzar un nivel de vida suficientemente satisfactorio para poder desarrollar al máximo las potencialidades que permitan aportar a la misma sociedad todas las capacidades individuales y colectivas. Entonces, ¿por qué existen estas grandes diferencias en el bienestar de la ciudadanÃa europea, según los paÃses? Es evidente que la actuación de las administraciones no ha sido igual en todos los paÃses y esta divergencia impide en la actualidad implementar un sistema del bienestar global en esa Europa que o tiende hacia la unidad social o no será nada.
El economista y sociólogo danés Gosta Esping-Andersen en su libro “Los tres mundos del bienestar†(1990) clasifica los modelos del Estado del bienestar según dos dimensiones: el grado de mercantilización por un lado y la estratificación social, es decir, el grado en que los sistemas de bienestar ayudan a reducir las desigualdades sociales. A su juicio, el proceso histórico que convirtió a los productores agrÃcolas en asalariados, el trabajo devino en una pura mercancÃa y los trabajadores pasaron a depender completamente de su empleo para conseguir lo que necesitaban. Por lo tanto existen diferentes regÃmenes de bienestar en la medida en que la provisión de estos bienes se independiza o no de la esfera mercantil, haciéndose el Estado responsable de su abastecimiento. La desmercantilización vendrá a medir el progreso del Estado dek bienestar.
Marca el sociólogo danés tres modelos: El socialdemócrata, el liberal y el conservador. El primero asegura un nivel muy elevado de bienes y servicios para los ciudadanos; se financia a través de impuestos y trata por igual a todos los ciudadanos como beneficiarios del sistema y tiene un enfoque universalista. Está instalado en los paÃses nórdicos. EL sistema liberal se caracteriza por un bajo nivel de desmercantilización porque el bienestar social depende principalmente del mercado. El estado se limita a transferir rentas a las persona incapaces de satisfacer sus necesidades básicas a través del mercado. La financiación se realiza a través de la imposición fiscal y los beneficiarios deben probar ante la administración su falta de recursos. Este modelo está implementado en los paÃses centroeuropeos. EL modelo conservador tiene un nivel desmercantilizador medio, y tiene sus raÃces en los gremios y corporaciones medievales a los que las personas acudÃan en caso de necesidad, creándose asà seguros sociales, como los destinados a los funcionarios. La financiación principal son las contribuciones que se fijan a los ciudadanos en función de sus rentas, y por lo tanto los beneficios son desiguales.
La Europa de la desigualdad tiene aún más intensidad a causa del tiempo en que estos sistemas se implementaron. En los paÃses nórdicos se implementó el sistema a partir de los años 30 del siglo pasado para alejarse de la dialéctica entre liberales y fascistas e hizo al estado árbitro de los intereses de los trabajadores y empresarios, hecho que posibilitó una creciente participación de los ciudadanos en la polÃtica. A dÃa de hoy se calcula que los municipios gestionan un 60% del gasto público y tienen la responsabilidad fundamental en la prestación de servicios como la enseñanza y el cuidado de los ancianos.
A partir del los años 60 (benditos años 60 de nuestra juventud) el Estado del bienestar nórdico tuvo su auge alcanzando un desarrollo jamás visto y con esa vocación de universalidad con la que nació. La gestión de Olof Palme queda resumida en el discurso que realizó en la universidad de Harvard en 1984: “La aspiración de la sociedad y de la solidaridad es que cada uno tenga acceso a los recursos que le permitan alcanzar los logros de una vida humana, los grandes proyectos de su vida. Esas aspiraciones forman los fundamentos de la sociedad del bienestarâ€.
Los esfuerzos financieros de estos paÃses en la inversión en el sostenimiento del estado del bienestar es la prioridad de sus estados, tal como lo demuestran inversiones: el Suecia el gasto social en 2018 fue del 49’9% del PIB (
https://datosmacro.expansion.com/estado/gasto/suecia). Estas inversiones se mantienen independientemente del partido en la gobernanza del paÃs.
Como podemos comprobar, todavÃa existe un largo camino en España para alcanzar el estado del bienestar de la igualdad y la universalidad que los paÃses nórdicos se dieron y que se han convertido en los adalides de la cooperación social.
En nuestra piel de toro, la tibia izquierda se afana sin demasiado empeño en seguir un modelo (del cual hablaremos en otro artÃculo) que sólo produce un incremento de desigualdad creciente y la derecha tratando de imponer, deshaciendo lo anterior, un modelo que deja a los ciudadanos más desprotegidos en la miseria. Tal como indica KAOS en sus artÃculos: 8’5 millones de personas en riesgo de exclusión… y afanándose persistiendo en un modelo caduco, injusto y de espaldas a las demandas a los ciudadanos. Es estallido social en las calles se aguanta con los hilos de la solidaridad familiar, pero tensándolo cada dÃa más, puede que se rompa y las calles se conviertan en el lugar central de la polÃtica, mientras que los parlamentarios olvidan porqué están sentados allÃ. En medio del naufragio, avistamos tierra de salvación mirando al norte.
Prudenci Vidal Marcos
Miembro e La Marea Pensionista